Descripción:
El valor histórico de sus Vidas es mínimo pero, supuesta la intencionalidad de la obra, nada debemos imputarle en ese sentido. Prefiere contarnos con Teopompo o Timeo y no con Heródoto o Jenofonte. A aquéllos debe sus conocimientos de la historia griega y no a éstos, que se prestan menos al género biográfico. Las numerosas imprecisiones, confusiones, anacronismos, que se encuentran esparcidos por toda su obra, más que defectos deberían considerarse como algo consustancial a ella, ya que, como se ha dicho repetidas veces, nunca aspiró a ser histórica, sino didáctica y moralizante, por lo que el autor se siente totalmente desligado de esos defectos, que serían graves tratándose de un auténtico historiador.